martes, 5 de agosto de 2014





                            

"....
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut nequis malus inuidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum."

"...Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos."

                                                                           Catulo. Versos del  "Poema V"








Ella besaba sin prisa. Tenía su boca fresca siempre dispuesta.
Ella no te daba un beso y después se desentendía. Ya tuyo, 
esperaba que multiplicara su efecto. Un beso réplica de otro:
metralleta de besos, ráfaga de besos uno tras otro
como los pensamientos continuos, las ideas y sus esquinas.

Ella besaba como un surtidor de agua.
Amenazaba su lengua dentro de tu boca
y te derramaba un néctar que tragabas
con la ansiedad de quien bebe una pócima milagrosa
sanadora de todo mal pasado, presente, futuro...

Ella besaba y tú la besabas sintiendo
que tu carne se abría y daba paso
a un aire templado que esponjaba tus huesos.
No sabías si empezabas a morir consciente
de que respirar ya no tenía sentido.

[Respirar a través de los besos 
siempre pasa a segundo plano.]

Ella me besaba y todos los besos dados
se juntaban en ese:
con más sabor y dentro
formaban un perfecto collage.
Beso a beso, relamiéndonos los besos.

Ella besaba como el mar sereno, que levanta
olitas diminutas y mece los sueños.
No era un beso el que te daba, era un océano
entero, perfecto y único, lleno...


Teo
5 Agosto 2014


















No hay comentarios:

Publicar un comentario