jueves, 18 de agosto de 2016




                                                     





Me cortaron un brazo.

¡Chas!, de un tajo fuerte
para que no doliera.
Y dolía mañana y tarde.
Y por la noche.
Y en sueños me despertaba
mi brazo fantasma.
Y sangraba en una pesadilla
interminable.

Me cortaron un brazo.

El derecho, según quien lo mire,
o el izquierdo, si tienes problemas de coordinación.
Sin un brazo se puede vivir.
Acostumbrarse es cuestión de tiempo.
Mirar y no verlo puede resultar traumático
al principio, luego se normaliza 
como todo en esta vida.

Hay que mentalizarse.
Hay que conformarse.
Hay que seguir adelante.

Sin brazo, pero con coraje.
Sin brazo, pero con fuerza.
Sin brazo, pero al menos
te queda otro; por lo menos, 
tienes piernas, y ojos...
Tienes boca y respiras.
Ojos para [no] verte el brazo [que te falta] que te queda.
Piernas para escapar cuando te sientas atrapada.
Boca que dice que ya no tienes brazo.
Y sigues respirando.
Porque si no te mueres.
Y todos sabemos 
que se puede vivir
con un brazo amputado.
Tú ya eres la manca.
Tan manca que podrías
ser la reina de las mancas.
Si te lo propusieras.
Tiempo al tiempo.
Cosas más raras se han visto.


Teo
18 agosto 2016