domingo, 3 de enero de 2016









¿Por qué no me gustan los días nublados y hoy
que las nubes cubren el cielo me gusta todo:
el color, la temperatura, el olor y los contornos
de este día gris, oscuro y tan nublado?

¿Qué veo alrededor
que me salva de la melancolía,
que me trae un tacto tan suave, caricias de seda,
viento y casi lluvia a punto de caer?

Los días preferidos son movibles.
Pero entonces, ¿qué certeza podemos tener
si afirmamos algo para después desdecirnos y convertirnos
en volubles seres caprichosos?

Si se trata de la excepción que confirma la regla...
O es una variación lógica del sentimiento que evoluciona
sin más...

¿Qué no me gustaba que ahora me atrae?
¿Dónde estaba escondido el encanto que otras veces 
se me antoja antipático y deslucido?

Ahora me dirás que vaya a tu lado, 
del patio a la sala donde me esperas
con una taza de café caliente
y una sonrisa. El roce de tus manos en mi cara
fría, tus ojos generosos, espejo de mi alma.
Combinación perfecta que no entiende
de climas, cálida conciencia
de ser y estar dentro de un mundo perfecto.



Teo
28 diciembre 2015