miércoles, 2 de noviembre de 2016

La certeza





Paz en el parque,

perro y humano juntos:

dos compañeros.



I

Nadie me dijo que tenía que ser así.

Lo supe desde el primer día:
te acompañaría siempre.

Hasta que la luz del día 
decrezca y nos empuje hacia la casa,
en nuestro parque
estaré a tu lado: tú, callado; 
yo, distraído y atento, como 
si no fuera conmigo, que estoy
pendiente hasta de tu respiración...

Te he visto suspirar hondo,
y a veces alguna lágrima has querido tragarte sin conseguirlo.
Soledad sería llamada, pero no es posible.

Nadie me dijo que tenía que ser así.
Pero conmigo nunca estarás solo.

De eso me encargo yo. Ya ves, con lo distraído y poco serio
que parezco a veces 
y lo feliz que soy sabiéndome a tu lado para siempre.





II

Vamos al parque,
sentémonos callados, 
hagamos como que todo pasa, 
hasta esta soledad 
que me mata.
Tengamos la contemplación
más absoluta de la vida
y sus esquinas.
Pasemos un rato respirando
sin apenas pensar.
Solo acompáñame,
mi fiel compañero,
en este viaje tan largo.



Teo
2 noviembre 2016