lunes, 27 de octubre de 2014







Pídeme lo que quieras,
pero no me pidas lo imposible...

Ven, siéntate a mi lado,
serena, piensa tranquila qué quieres, 
qué capricho se te antoja
o qué necesidad perentoria no
puedes dejar de pedirme.

Puedes pedirme lo que quieras, 
no te negaré nada. 
Pero no me pidas lo imposible.

Márchate lejos y allí
atrévete a elegir
un solo deseo,
el más descabellado
o el más sencillo;
algo grande o algo 
pequeño.

No dejes de pedirme lo que quieras.
Tú puedes pedirme lo que quieras.
Pero no me pidas lo imposible.

Trata de imaginar y apunta
en tu lista de cosas que quieras de verdad, 
esas que sabes que te harían feliz 
sin duda, cosas que se te ocurren en sueños
y te hacen sonreír durmiendo;
cosas bellas, cosas reales
y tambien aquellas otras ideadas,
todavía no hechas.
Piensa muy bien lo que vas a pedirme
porque yo te daré lo que quieras.

Siempre podrás pedirme lo que quieras.
Excepto si me pides lo imposible.
Eso no podré dártelo nunca.

No me pidas imposibles porque
imposible será no amarte,
no mirarte a los ojos,
imposible, cuando callas,
no tocar tus manos frías 
o abrazarte en la mañana,
no acariciar tu pelo rubio...

Imposible.

No besar tu boca,
fuente de mi vida.

No pasar contigo 
estos días que pasan...

Pídeme lo que quieras,
pero, por favor te lo pido,
no me pidas lo imposible.

No te lo daré, no puedo.



Teo
27 octubre 2014







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