No voy a contarte
una historia agradable.
No quiero que lo pases bien.
Escucha en silencio, por favor,
no me interrumpas.
Soy el monstruo que tú piensas:
el ser abyecto que no merece
respeto.
Voy por la vida
con la cabeza muy alta (encima...)
y no tengo pudor ante
mi hazaña.
Me atrevo a pregonar mi deseo,
juego con las palabras,
pertenezco a lobbies,
escoria protegida
de gobiernos de turno,
modernos y vanguardistas
que buscan solo adeptos
para llegar al poder
e implantar su moral
distraída,
sin valores verdaderos,
inmutables y sagrados...
Qué de cosas se te ocurren
cada vez que me ves
aparecer
en las noticias,
en las calles, en tu barrio,
y ahora ya
hasta en tu
familia.
Te repito:
no vengo a
contarte una milonga,
no voy a endulzar mis palabras.
Quiero que te quede claro:
existo, me ves,
vivo aquí.
Abre esa puerta si no te gusto
y vete,
no des portazos.
La salida a tu intolerancia
permanecerá siempre abierta.
Teo
5 de Junio 2013
Que belleza destilan tus versos. Me gustan a rabiar. Quiero más, mucho más...
ResponderEliminarGracias Javier, me encanta que te guste :))
EliminarBesos mil.